El Nanonicho: Familia multiespecie y su impacto en vivienda y comercio

Esta es la segunda edición del newsletter de la MLS, en colaboración con el antropólogo Roberto Guarnieri. Exploramos un fenómeno que está transformando el mercado inmobiliario y comercial: la Familia Multiespecie. Un nanonicho emocionalmente poderoso, basado en el vínculo profundo entre humanos y mascotas, que redefine cómo y dónde queremos vivir, comprar y pertenecer.

*Nanonicho no es pequeño, es un gran segmento, pero emocionalmente conectado.

Una revolución silenciosa está en marcha. No es una tendencia caprichosa ni una moda de redes sociales: es un cambio cultural profundo. En millones de hogares, las mascotas ya no ocupan un lugar secundario. Hoy, son hijos emocionales, compañeros existenciales y parte esencial del núcleo familiar. Esto no es un dato anecdótico. Es un insight estructural que transforma cómo las personas eligen dónde vivir, dónde comprar, cómo se movilizan y qué tipo de experiencias valoran.

A este fenómeno lo llamamos: Familia Multiespecie. Y entenderlo es una ventaja competitiva clave para los sectores de vivienda (nueva y usada), centros comerciales, desarrollos mixtos y marcas de retail.

¿Qué es la Familia Multiespecie?

Es ese nuevo hogar donde la mascota no es un accesorio del estilo de vida, sino una presencia que reorganiza rutinas, decisiones, prioridades y afectos. Se celebran cumpleaños para ella, se consulta al veterinario como si fuera pediatra, se escoge el sofá pensando en sus pelos, se cancela un viaje si no hay con quién dejarla. La mascota es hogar, es vínculo, es estabilidad emocional. Y eso tiene implicaciones inmobiliarias y comerciales que no se pueden ignorar.

La oportunidad para vivienda (nueva y usada)

En la mente de las familias multiespecie, la pregunta no es solo “¿me gusta este apartamento?”, sino “¿mi mascota será feliz aquí?”. Y esa pregunta redefine completamente el diseño, la comunicación y el posicionamiento de los proyectos habitacionales.

Diseño sensible: los hogares ideales para este nanonicho incluyen balcones con barreras seguras, pisos fáciles de limpiar sin perder estética, y espacios donde la mascota pueda observar, circular o descansar cómodamente.

Zonas comunes con verdadera cultura pet: no se trata de poner un sticker “pet-friendly”, sino de crear espacios funcionales y simbólicos: jardines, duchas para patas, zonas de juego, bebederos compartidos o incluso lockers de snacks. Un edificio que acoge a las mascotas acoge también a sus humanos con mayor fuerza emocional.

Normativas de convivencia incluyentes: en muchos edificios antiguos, las restricciones a las mascotas generan fricciones comunitarias y rechazo del mercado joven. Hoy, limitar la presencia de mascotas equivale a perder valor de reventa o renta.

Narrativas que conectan: los proyectos que comunican desde el afecto (y no desde la norma) ganan adhesión emocional. Frases como “Aquí tu mascota no es visitante. Es familia” no solo informan, sino que emocionan y generan sentido de pertenencia.

Centros comerciales, malls y retail: ¿están listos para lo multiespecie?

Los consumidores de hoy no salen solos. Pasean, compran, viven… junto a su mascota. Y si el centro comercial no permite entrar juntos, el destino de compra simplemente cambia.

Infraestructura emocional: los malls necesitan entradas amigables, señalización clara, pet lounges o zonas de descanso conjunto, e incluso guarderías temporales para mascotas mientras el dueño hace compras. La comodidad emocional de este nanonicho está ligada al poder compartir experiencias en todo momento.

Mix de tiendas evolucionado: ya no basta con un pet shop. Hoy crecen categorías como snacks gourmet, vestuario funcional, bienestar físico y emocional, fotografía profesional o experiencias compartidas humano-mascota. Las mascotas tienen necesidades, estilo y personalidad. El retail debe entenderlo.

Eventos, comunidad y pertenencia: el centro comercial del futuro no solo vende, sino que conecta. Activaciones como adopciones, concursos, desfiles o espacios de socialización fortalecen el vínculo con las personas. El cliente vuelve, no solo porque le conviene, sino porque siente que ahí pertenece su mundo afectivo.

¿Y por qué esto es marketing estratégico?

Porque el vínculo con una mascota es uno de los afectos más puros, intensos y protectores que existen hoy. No es una relación racional, basada en precio o conveniencia. Es una conexión emocional que estructura rutinas, decisiones y estilos de vida. Esa emoción es el recurso más escaso y valioso del mercado actual. Una marca o proyecto que reconoce ese lazo no solo vende más: construye lealtad emocional, recomendación orgánica y una comunidad con sentido.

Conclusión

La Familia Multiespecie no es una anécdota demográfica. Es una nueva unidad de consumo, afecto y decisión. Quien no la entienda quedará hablando solo en un mercado que ya conversa en otro lenguaje: el del amor compartido entre humanos y mascotas. Y ese amor no se improvisa: exige espacios, productos, servicios y narrativas que estén a la altura. Quien lo entienda, liderará no solo el mercado, sino también el corazón de quienes lo habitan.

Roberto Guarnieri

Antropólogo empresarial, autor de bestsellers, asesor empresarial, consejero de alta gerencia. Experto en mapear deseos de la demanda B2B y B2C. Socio fundador de la empresa de consultoría Roberto Guarnieri y Asociados.